TECNOLODIA.- Samsung capturó a más de un analista con la guardia baja cuando se anunciaron sus planes de lanzamiento para el Galaxy S III en Estados Unidos. Lo verdaderamente innovador para el fabricante coerano fue que, en esta oportunidad, su producto estrella no vendría modificado específicamente para el mercado norteamericano; sino que su nuevo Galaxy sería una versión casi idéntica a la versión internacional del mismo producto.
El mercado norteamericano siempre ha estado dominado por las teleoperadoras, quienes dictan a los fabricantes las características (tanto de software como de hardware) de los equipos que ofrecerán a sus clientes. Esto contrasta enormemente con las costumbres de los operadores europeos, quienes dan gran importancia a las preferencias del consumidor. Estas prácticas de las operadoras estadounidenses muchas veces estaban orientadas a diferenciar los equipos de los fabricantes extranjeros de la “competencia local” (lease: iPhone 3GS/4/4S).
Esta tendencia podría ayudar al sistema Android a controlar una mayor porción del mercado norteamericano frente a Apple, ya que menos variedad de equipos de un mismo fabricante implicará una mejor gestión en lo que respecta a las actualizaciones. Quizás este movimiento por parte de Samsung (líder mundial en fabricación y venta de equipos Android) impulse a fabricantyes como HTC, Motorola y LG a enfocarse en mejores y más rápidos lanzamientos de equipos; en lugar de hacer esperar por meses a los consumidores por equipos fabricado bajo pedido por los operadores (que al final no serán mejores que las versiones originales). La serie HTC One actualmente se encuentra en camino a ser comercializada en los Estados Unidos, pero su pequeña cuota de mercado no ejercerá la misma presión que la llevada a cabo po0r Samsung, empresa que controla en solitario más del 25% del mercado mundial de smartphones.
Aún existe un cierto riesgo para Samsung como que los operadores bloqueen aplicaciones o introduzcan “bloatware” en el sistema. Por ello, el esfuerzo de Samsung podría resultar inútil en la actual industria de las telecomunicaciones norteamericana. Lo que si debe destacarse es que también puede ser el principio de un cambio en el balance de poder, en el cual el consumidor no deberá resignarse a cambiar de equipo por cambiar de teleoperadora.
Fuente: engadget.com