TECNOLODIA.- ¿Puede una empresa de software fabricar su propio teléfono móvil? Podríamos averiguarlo muy pronto. La semana pasada, Google completo finalmente la adquisición del fabricante de hardware Motorola Mobile por 12,5 mil millones de dólares, lo que podría llevar al gigante de las búsquedas a crear su propio Smartphone. Sin embargo, otro gigante del software podría seguir estos pasos: Facebook. Empelados de esta empresa, así como ingenieros reclutados por Facebook han comentado que la empresa tiene planes de lanzar su propio teléfono móvil en el 2013. Estas personas hablaron en condición anónima por el miedo a perder sus empleos o dañar sus relaciones con Facebook.
La compañía ya ha contratado a más de media docena de ingenieros que trabajaron tanto en el software como en el hardware del iPhone, y un ingeniero que trabajó en el iPad. Esta inclusión de personal sería el tercer intento de la compañía por fabricar un equipo móvil. El primer intento fue en el año. El siguiente intento se dio el año pasado cuando Facebook y HTC se unieron para un proyecto de teléfono con el código clave “Buffy”, el cual seguiría en desarrollo según las fuentes consultadas.
En declaraciones dadas el pasado viernes, la empresa no negó ni afirmó que un proyecto de teléfono inteligente existía, pero se apunto a una declaración emitida el año pasado que decía “Estamos trabajando a través de toda la industria móvil, con los operadores, fabricantes de hardware, proveedores de sistemas operativos y desarrolladores de aplicaciones”. En este punto podemos apuntar que la motivación de Facebook es clara: Al ser ahora una compañía pública, debe encontrar nuevas fuentes de ingresos. Con este objetivo en mente puede temer estar quedándose atrás en el mercado móvil, quizás el de mayor crecimiento en el mundo tecnológico actual.
“Mark (Zuckerberg) está preocupado de que, si no crean un Smartphone en el futuro cercano, Facebook podría convertirse solamente en una simple aplicación para otras plataformas móviles”, comento un empleado de la empresa.
Por Carlos Ponte.
Fuente: bits.blogs.nytimes.com